martes, 11 de enero de 2011

Sus orígenes y un poco de historia

Sobre el origen de la denominación flamenco se han esgrimido todo tipo de teorías. Unas lo hacen descendientes del árabe, otras del sefardita o del caló y otras lo relacionan con las aves del mismo nombre, por su actitud garbosa similar a la de un bailaor, o con los procedentes de Flandes (los flamencos) que vinieron a repoblar gran parte de la Andalucía reconquistada. Lo cierto es que hacia el 1860 flamenco era sinónimo de gitano y gitano podía ser gitano o agitanado, que ambas posturas era consideradas flamencas. Por otra parte encontramos en las crónicas las denominaciones de género andaluz o gitanesco para referirse a lo flamenco. La moda de agitanarlo todo que reino en la España de la segunda mitad del siglo XIX es providencial para el desarrollo del cante, el toque y el baile, y mas allá de teorías sobre los orígenes de la palabra flamenco (esa especie de toreo musical) lo que mas nos interesa es el origen de las músicas que como tal lo definen.

Los primeros datos sobre un tipo de música emparentada con el flamenco se remonta, sin embargo, a un siglo antes, mediados del XVIII .cuando el ambiente tonadillero, entre sainetes y romanceros, y el desarrollo cada vez mas patente de una escuela nacional de baile, entre otros elementos, sirve como sustrato que ha de propiciar la creación de los géneros flamencos con la llegada del siglo XIX. El arte flamenco como tal se manifiesta en los teatros y los cafés cantantes de Cadiz, Sevilla y Jerez principalmente, cuando un selecto grupo de cantaores, guitarristas y bailadores, de ambos sexos, advierten la excelente acogida que el público dispensa a esta clase de música. Por entonces la música francesa y principalmente la italiana campaban a sus anchas en toda la geografía española y, por eso, el andaluz, conciente de su madurez artística, en lo musical y lo bailable, reacciona ante esa “invasión” y a partir de los cantos que conservaron los gitanos de mil razas distintas que vivieron y viven en Andalucía, cantos que sincretizaron con los toques de las mas exquisitas tradición guitarristica española y con los bailes de la escuela española de palillos, crea una forma de interpretar la música andaluza “por lo jondo” que aglutina y refleja, como ninguna otra forma de música conocida hasta entonces, la inmensa cultura musical de Andalucía. En estos cantos supieron identificar las distintas fuentes que nutrieron su cultura milenaria, abarcando en sus variantes estilistas el sentido de todo un pueblo, las penas y alegrias, el canto profundo y la danza provocadora. En unos pocos años antes el éxito obtenido por este nuevo tipo de música, los artistas propician la cristalización de determinados géneros o palos que día a día se ven enriqueciéndose con todo lujo de variantes.

Mario Ferrández y Antonio Camacho

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