martes, 11 de enero de 2011

La seguiriya

La seguiriya es uno de los palos flamencos más antiguos de los que se tiene noticia y uno de los que conforman, junto a la soleá, la columna vertebral del cante flamenco. Su origen  es incierto; los primeros testimonios datan de finales del siglo XVIII. Parece que derivan de las tonás primitivas y se crean principalmente entre Cádiz y Sevilla, en los Puertos, Jerez y el barrio de Triana como focos principales.
Se trata de un cante sombrío y de carácter trágico que encierra los valores básicos de lo que hoy se conoce como cante puro y hondo. Las letras de sus coplas son trágicas, doloridas y reflejan el sufrimiento de las relaciones humanas, amor y muerte.Las modalidades más antiguas de seguiriyas se interpretaban sin acompañamiento musical, al igual que las tonás. Actualmente se acompaña de la guitarra y sus continuas matizaciones y cambios de tono en el cante la hacen uno de los palos más difíciles de interpretar. El baile por seguiriyas es ceremonioso, pausado y solemne, carece de ornamentación y fue incorporado por primera vez de la mano de Vicente Escudero en 1940.
Existen diferentes tipos de seguiriyas asociadas al estilo de un cantaor en particular que presentan cada una sus variantes estilísticas más o menos acusadas por la personalidad del intérprete. Así, en Cádiz se conoce el cante por seguiriyas de El Planeta, sencillo y sin ornamentaciones, en Triana, Frasco el Colorao, muy ornamentado, la Niña de los Peines, en Jerez, Manuel Molina, Chacón, etc.
Xexu

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